El cómic se está convirtiendo, en las últimas décadas, en una de las artes más especiales y populares. Ha sido un camino duro y muchas veces complejo, ya que las historietas siempre eran marginadas como arte por ser demasiado “infantiles” o simples. Sin embargo, a mediados de los años 80, diversos autores entendieron que había mucho más por explotar en el cómic y la novela gráfica. Crearon historias atemporales y complejas, con héroes y antihéroes atormentados, y sacando partido a los recursos que la tecnología les permitía emplear en aquel momento. Fue una época dorada para la novela gráfica, con exponentes interesantísimos a ambos lados del océanos. Alan Moore, el inglés que revolucionó el género, llevó a algunos superhéroes a cotas jamás vistas anteriormente, y nos dejó obras originales tan interesantes como V de Vendetta o Watchmen, que hoy por hoy son imprescindibles al hablar de novela gráfica. En Estados Unidos, meca de este arte, un joven Frank Miller sorprendía a todos demostrando su inmenso talento con obras como The Dark Knight o 300.
Ya convertido en toda una estrella dentro del medio, Miller lanzó su propia serie de historias a principios de los 90, con un estilo noir muy marcado. Su forma de escribir se veía reflejada en cada uno de los rincones de las viñetas de Sin City, una obra que se convirtió en un clásico instantáneo del cómic. Miller, además, se abrió a un nuevo tipo de público, logrando llegar incluso a aquellos que dudaban de la verdadera calidad del cómic como medio para contar historias. Sin City fue un verdadero punto de inflexión, ya que sin inventar nada nuevo, sí que recogía tropos de otros formatos para darles un nuevo brío. Tal fue el éxito de la “ciudad del pecado” que una década más tarde, el propio Miller se encargaría de adaptar la novela gráfica a la pantalla grande junto a Robert Rodríguez, con un reparto repleto de estrellas. Aquella adaptación llamó mucho la atención por ser fiel al comic en cuanto a su violencia, su estética y su dureza. Tuvo una secuela, y para entonces Sin City había traspasado los medios hasta convertirse en una historia imprescindible.
La obra de Frank Miller
Frank Miller es, sin lugar a dudas, uno de los mejores guionistas de cómic de todos los tiempos. A él le debemos el giro oscuro que revitaliza a Batman en los cómics de los 80, y que sería ampliado posteriormente por Tim Burton y Christopher Nolan en el cine. También le debemos obras propias como Ronin, 300 o la explosiva Sin City, de la que venimos a hablar hoy. Hay pocos autores que hayan logrado tener una presencia tan importante en las últimas cuatro décadas de este medio y que sigan siendo hoy en día una referencia. Miller lanzó las primeras historietas de Sin City en 1990, como una serie autoconclusiva. El éxito, sin embargo, le hizo pensárselo mejor y seguir abriendo horizontes en este universo que acababa de crear, una ciudad ultraviolenta en la que todos parecían ser capaces de cualquier cosa por conseguir sus objetivos.
Sin City se desarrolló a lo largo de los 90 con varios tomos en los que se incluían historias protagonizadas por diferentes personajes, sin que hubiera un protagonista claro. Miller ha afirmado que habrá más historias de Sin City, aunque es cierto que llevamos años esperando. El éxito de las películas relanzó un poco este clásico de la novela gráfica, que toma mucha influencia de las novelas pulp de principios del siglo XX, así como del cine negro. La estética de la obra, en blanco y negro salvo algunas escenas puntuales con un punto de color, llamó mucho la atención. Miller prefirió utilizar el contraste como medio para ensalzar la oscuridad y la dualidad en Sin City, llamada originalmente Basin City, pero acortada para hacerla coincidir en inglés con “Ciudad del Pecado”. Y en una ciudad así, por supuesto, no podían faltar las trabajadoras del sexo.
Las prostitutas de esta novela gráfica
No sabemos si Frank Miller tenía ya en mente todo el desarrollo de la historia de Sin City desde el primer momento, o la ciudad fue surgiendo poco a poco, conforme surgían las tramas. El caso es que ya desde los primeros volúmenes, el autor norteamericano quiso presentarnos una ciudad violenta y oscura, peligrosa, donde cada callejón podía ser una sentencia de muerte. Y no es casualidad que la mayoría de personajes femeninos de la obra sean prostitutas, mujeres que tratan de sobrevivir en este ambiente tan complicado, y que se las tienen que ver cada día con borrachos e incluso con mafiosos a la hora de ofrecer sus servicios. La mayoría de las prostitutas trabajan en el Pueblo Viejo, el “barrio rojo” de la ciudad.
En él encontramos diferentes prostíbulos y lugares donde las trabajadores sexuales llevan a cabo sus servicios. Capta especial protagonista el bar Kadies, un sitio de striptease por donde pasan muchos de los protagonistas varones de las obras. Aquí encontramos a chicas como Nancy Callahan, una striper que se las tiene que ver a menudo con hombres peligrosos, o Gail, una de las amantes habituales del personaje de Dwight, lo más parecido a un protagonista que encontramos a lo largo de toda la obra de Sin City. También es el lugar de donde surgen las gemelas Goldie y Wendy, protagonistas de la primera historia, El Duro Adiós. Las prostitutas en Sin City están a merced de la propia corrupción y la violencia de la ciudad. Por suerte, tienen a Miloh, su protectora.
El personaje de Miho
Miloh es una joven de etnia asiática que trabaja, vive y protege el Pueblo Viejo, el barrio de las prostitutas de Sin City. Es un personaje poderoso y muy agresivo, una asesina que no duda en masacrar a todo aquel que no respete a las chicas que se ganan la vida en esas calles. Miller diseñó a Miloh para convertirla en una verdadera ninja, en una asesina calculadora pero también impulsiva, y eso se ve muy bien en las historias en las que aparece. Es uno de los personajes recurrentes más populares de la saga, y su interpretación en la gran pantalla también fue muy celebrada.
En la película de 2005, el personaje de Miloh fue interpretado por Devon Aoki, celebre actriz que ha participado en numerosas películas de Hollywood. Aquel fue, sin embargo, uno de sus primeros papeles importantes, y lo cierto es que entusiasmó a los seguidores de la obra de Miller. En la secuela de 2014, el papel de Miloh recayó en Jamie Chung, otra de las actrices asiáticas más populares de nuestra época. Con el mismo instinto asesino y la misma capacidad de seducción que en las viñetas, Miloh ha cautivado no solo a los lectores, sino también a millones de espectadores. Para muchos, este personaje es la respuesta de Miller a la opresión que durante siglos han tenido que soportar las mujeres. Miloh no es ninguna mosquita muerta, ni una novia sumisa. Ella toma el control y se encarga de que todos estén protegidos en su barrio.